miércoles, 12 de septiembre de 2012

Sobre clínicas dentales...

Estos días podemos ver por la televisión un spot de las clínicas dentales VITALDENT (1). En él se presenta a un dentista engominado y aspecto de timador, con fuerte acento sudamericano. Es notable el tinte xenófobo de esta campaña, máxime considerando el gran nivel profesional de muchos de los que vinieron, con sus carreras de medicina y sus especialidad en odontología, y los duros trámites de homologación que tuvieron que pasar para poder ejercer en nuestro país. Solo por eso, ya tenemos un buen motivo para elegir otras clínicas…


ENLACES

lunes, 3 de septiembre de 2012

Una muerte anunciada: la del Ebro a su paso por Zaragoza


El Ebro, río vertebrador de la historia y economía de la península Ibérica, espectador del paso de las legiones de Pompeyo y Octavio Augusto, frontera entre reinos árabes y cristianos, de los sitios de los ejércitos Napoleónicos, de batallas de la Guerra Civil, acabó sin embargo sucumbiendo a un evento que se desarrolló en Zaragoza, a principios del siglo XXI: “LA EXPO”, que para mayor cinismo tenía al agua como tema inspirador (1).
Entre otras infraestructuras para la EXPO, se consideró imprescindible la restauración (más bien urbanización) de las riberas del Ebro a su paso por Zaragoza y la construcción de escolleras en sus orillas y de un azud (represa). En ese camino se eliminaron miles de árboles, se canalizó al Ebro, se dragó y se estabilizó su nivel, cambiando su dinámica de río a algo más parecido a un pequeño embalse. Las obras se realizaron con la pertinente Declaración de Impacto Ambiental (2).
En esa declaración se dice que entre otros objetivos se pretende: “…convertir las zonas del entorno de los ríos Ebro, Gállego y Huerva y del Canal Imperial de Aragón a su paso por la ciudad de Zaragoza en espacios de contenido lúdico y de uso ciudadano…”. No engañaban a nadie, no pretendían mejorar la calidad ecológica del río, ni de sus aguas; solo pretendían acercar a la gente al río y explotarlo comercialmente (barcos, concesiones de chiringuitos, etc…). Sin embargo si mentían cuando en ese mismo informe a la pregunta de “¿La actuación contribuye a la mejora del estado de la flora, fauna, hábitats y ecosistemas acuáticos, terrestres, humedales o marinos?” contestaban que MUCHO; cuando los hechos, y los informes científicos que desoyeron, indicaban que se debería haber contestado LO EMPEORA MUCHO (ver página 3 en -2-).
Y es que, desde el inicio, numerosos investigadores especialistas en el tema (3, 4 y 5), advirtieron que todo esto acabaría por empeorar el estado del Ebro (6), acarreando costes económicos y ecológicos no sostenibles como: eutrofización, aparición de algas y macrófitos, la necesidad de dragados anuales para mantener el servicio de barcos, la llegada de especies indeseadas (como la mosca negra -7- o el mejillón cebra).
¿Qué hacían los organismos encargados de velar por la salud del río, como la Confederación Hidrográfica del Ebro o el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental? No pueden hacer gran cosa…porque al fin y al cabo son organismos politizados, que acaban por plegarse a los intereses de los políticos, y no al interés del medio ambiente…
Claro que los políticos siempre dirán, que los informes que encargaron indicaban que no habría problemas, como este, de la consultora IDOM (8) sobre el Azud, que no tiene desperdicio. De su lectura se deduce que el azud permitiría muchas actividades de ocio y disfrute (como los barquitos) incluso se indica que: “…posibilita que el agua mantenga su calidad e incluso la mejore…”, lo cual a la vista de los acontecimientos es totalmente erróneo. Aquí cabe preguntarse: ¿quién realizó estos magníficos informes?, ¿qué preparación tenía?, ¿cuáles eran sus intereses políticos o económicos en el tema?, ¿porqué los políticos ignoraron los informes y estudios aportados gratuitamente por los investigadores citados en puntos anteriores, y gastaron dinero público en informes de consultoras privadas, mucho menos preparadas y que resultaban siempre tan convenientes a sus intereses?
Lo más gracioso de todo, es que al final, el servicio de barcos que era uno de los objetivos del azud, pueda acabar por desaparecer (9). Un servicio recordamos, que en caso de ser deficitario, será pagado por los Zaragozanos, claro.
Resumiendo, la connivencia entre poderes políticos de diferentes administraciones, con los empresarios afines (los que realmente se beneficiaron de estas obras), la falta de independencia y politización de los organismos que deberían velar por la gestión de los bienes comunes, han dejado una deuda ecológica en el Ebro que será soportada y pagada por las generaciones venideras de Zaragozanos. Y ojo, que con el cambio climático que viene, todos los problemas que se están viviendo no harán sino empeorar…